Puede distinguir colores y ver en profundidad. Percibe mejor las líneas verticales que las horizontales y mientras come hierba puede ver permanentemente el horizonte.
Es sensible a los movimientos y contrastes de luz, por ello, y a pesar de su gran curiosidad, basta una sombra en el suelo para atemorizarla, por eso Ción prefiere los baños de sol que las noches de luna.
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